¡Bienvenidos al Reino animal!
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El serval Leptailurus serval

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El serval es un gato esbelto de piernas largas y de tamaño mediano. Su cuerpo mide los 65-100 cm de longitud, la altura en cerviz hasta los 60 cm y el peso es tan sólo cerca de 20 kg. Exteriormente el serval es bien específico: tiene piernas más largas y orejas más grandes de todos los félidos. Sin embargo, la cabeza es pequeña desproporcionadamente, y la cola es corta (25-40 cm). Según la fila de las peculiaridades morfológicas el serval se considera un familiar cercano de los linces y el caracal, a pesar del color de un guepardo. Gracias al cuello largo, el habitante de las junglas y sabanas de Maruecos, Túnez u la Africa del sur el serval recibió en su patria la denominación “gato girafa”, la cual habla con elocuencia de su aspecto. El pelo marrón claro con manchas oscuras es un camuflaje excelente para estar casi invisible entre la vegetación quemada por el sol de sabana. Todo serval es un propietario de un dibujo único, propio de tan sólo este gato. Una peculiaridad más de su color son las líneas blancas en el lado trasero de las orejas. Los zoologos están pensando que estas manchas blancas que suben sobre la superficie de la hierba les ayudan a las crías que salgan para cazarse con su madre, a no pasarla por alto.

Los servales viven en casi toda Africa, excepto la Sahara, bosques ecuatoriales y el sur extremo del continente (la Provincia del Cabo). Actualmente al norte de la Sahara (Algeria, Marruecos) este animal es bastante raro, pero todavía habitual en las Africas oriental y occidental. La populación más grande de esta especie vive en la cadera famosa Ngoro-Ngoro (Tanzania), donde la densidad alcanza los 40 animales por metro cuadrado. Los servales viven en los territorios abiertos con matorrales de arbustos y hierbas estableciéndose por lo general cerca del agua. Evitan desiertos, llanuras secas y bosques húmedos, excepto bordes de los últimos. Suelen estar activos por las noches y al anochecer. El 90 por ciento de su dieta consiste de la presa de unos 200 gramos, por lo general los roedores. Además comen liebres, damanes y antélopes pequeños y también pájaros diferentes (flamencos, gallinas de Guinea) e incluso ranas. A veces los servales comen vegetación para recibir minerales y fibras, pero raras veces comen carroña. Las orejas grandes y el oído excelente les ayudan a estos carnívoros a acechar roedores y lagartos y las extremidades largas les facilitan a moverse entre la hierba alta de las sabanas y les ayudan a mirar por encima de ella. Buscando la presa el serval puede superar la distancia de tres hasta cinco kilómetros pero sin embargo no es capaz de perseguir la presa largo tiempo. Sus estrategias cazadoras son muy diferentes. A los roedores los saca de sus madrigueras, por los damanes puede saltar a los árboles, los pájaros derribarlos con un salto vertical de hasta 3 metros de alto. Pero el método que más prefiere se queda esperar la víctima escondido entre la hierba espesa. El color y el movimiento silencioso le deja al serval acercarse muy cerca sin verlo la víctima hasta el último instante y atacarla por detrás. A diferencia de su familiar el guepardo el serval no persigue la presa sino usando el efecto de sorpresa salta desde la emboscada y aprieta la presa contra la tierra con su peso y luego la agarra fuerte por la garganta sin dejarle darse cuenta. La táctica semejante es muy eficiente, les deja a los servales conseguir el éxito cada segunda vez, mientras que la mayor parte de los gatos lo alcanzan sólo una vez de los cinco o seis. Este carnívoro es tan ágil y plástico que puede en un instante saltar a más de tres metros y medio mientras que las piernas largas le deja acelerar hasta los 80 km por hora.

El serval lleva el modo de vivir solitario, sólo encontrando la pareja en el período corto de reproducción. Marcan su territorio en la que se quedan para muchos años. Defendiéndola prefieren a no confrontarse explícitamente con su rival sino usar un sistema de los señales de aviso: silbidos, posición del cuerpo y de las orejas. En caso de peligro los servales prefieren esconderse o huir saltando inesperablemente o cambiando en un instante la dirección, a veces escalando al árbol. Un obstáculo inesperable como el río el serval es capaz de atravesarlo fácil.

El período de gestación es de 65-75 días. Las crías nacen en las madrigueras viejas de los tubulidentados o en un nido entre la hierba. Habitualmente en una camada hay 2-3 gatitos ciehos e indefensos. La madre les da la leche hasta los 7,5 meses. A la edad de un año abandonan la madre y encuentran su propio territorio. Las hembras jóvenes viven con las madres más tiempo que los machos. Llegan a la pubertad a la edad de 18-24 meses.

Se domestican los servales fácilmente y pueden mantenerse como mascotas. El pelo hermoso del serval es una presa valiosa para los furtivos. Mientras tanto algunos pueblos de Africa usan su carne como alimento. La cantidad de estos félidos reduce rápidamente en todo el territorio de su hábitat. La subespecie norteña está bajo la amenaza de desaparecer.

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