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Los proceláridos (la familia Procellariidae)

Los proceláridos (Procellariidae) son una familia de aves marinas pelágicas del orden de las Procellariiformes que agrupa a los petreles (o patines), pardelas, fardelas, abatros marinos, fulmares y patos petreles.

Distribución y particularidades

Los Procellariidae se distribuyen por todos los océanos, pero es más común encontrarlos en el hemisferio sur. La mayoría de los miembros de esta familia son de tamaño mediano. Al igual que otros Procellariidae, los petreles tienen dos aberturas en forma de tubo en la parte superior del pico, a través de las cuales excretan sal marina y jugos gástricos. Su pico es largo y en forma de gancho con un extremo afilado y bordes muy cortantes, lo que ayuda a estas aves a agarrarse mejor a presas resbaladizas como los peces.

Apariencia

Los Procellariidae varían enormemente, desde el petrel menor, con una longitud de 25 cm, una envergadura de 60 cm y un peso de 170 g, hasta el petrel gigante, con una envergadura de hasta 2 m y un peso de hasta 5 kg. El plumaje de los Procellariidae es blanco, gris, marrón o negro. Todas las especies tienen un aspecto poco llamativo y algunas son difíciles de distinguir. No hay dimorfismo sexual visible en los Procellariidae, salvo un tamaño ligeramente inferior en las hembras. Todos los Procellariidae pueden volar muy bien, pero tienen diferentes estilos de vuelo dependiendo de la especie. Sus patas están muy poco desarrolladas y situadas muy atrás. Ni siquiera les permiten mantenerse en pie, y un petrel en tierra debe apoyarse además en el pecho y las alas.

Modo de vida y reproducción

Excepto en la época de apareamiento, los Procellariidae pasan toda su vida en el mar y están adaptados incluso a las condiciones climáticas más duras. Se alimentan de peces e invertebrados que nadan cerca de la superficie del agua. Estas aves suelen anidar cerca de la costa, a menudo en acantilados escarpados o montones de piedras. Ponen un huevo blanco, muy grande en relación con el tamaño del ave. El periodo de incubación de los Procellariidae es muy largo, de 40 a 60 días. En las especies pequeñas, el polluelo empieza a volar a los 50 días, mientras que en las especies más grandes el primer vuelo se produce, por término medio, a los 120 días.

Comportamiento del volantón

El polluelo que saldrá de ella tras dos meses de incubación es ágil y vicioso: ni siquiera piensa en escapar cuando alguien le molesta. El ave adulta, si está cerca, se aleja y el polluelo se encuentra con el enemigo "cara a cara", abriendo bien las patas para apoyarse mejor antes de un marcado ataque "de fuego", que seguirá inmediatamente: ¡un chorro fétido, lanzado con fuerza desde su pico, golpeará al enemigo! Este líquido maloliente -restos de comida a medio digerir- es su única defensa, pero funciona de forma asombrosa y muy eficaz sobre los enemigos.

Migraciones y búsqueda de nidos

Los adultos de Procellariidae cazan sobre el mar durante el día y vuelan por la noche para alimentar a sus polluelos. Pasan largas semanas alimentándose, pero aún así, sin esperar a que sus crías vuelen, emigran a los mares del norte en otoño. A menudo desde Australia, por ejemplo, hasta el otro extremo de la Tierra, a las costas de Japón y Kamchatka. Algunos años después les siguen los volantones, que, como los albatros, vagan por los océanos a miles de kilómetros de su hogar. Y es sorprendente: pasan años en estas andanzas, pero cuando el omnipotente instinto de prolongación de su especie empieza a hablar en ellos, los jóvenes pájaros no vuelan a ninguna parte, ni a las islas más cercanas, sino sólo a aquellas donde nacieron. El viaje suele ser largo. La capacidad de los Procellariidae para encontrar el camino correcto sobre océanos guiados es asombrosa. Uno fue trasladado de Inglaterra a América a lo largo de 5.000 km y liberado allí: 12 días después regresó y encontró su nido en una diminuta isla de la costa de Gales.

La familia procellariid es usualmente dividida en cuatro grupos bastante distintos; los petreles fulmares, las fardelas, los priones, y las pardelas.

  • Los petreles fulmares incluyen a grandes especies de esta familia; los petreles gigantes y los fulmares, el petrel blanco, el petrel antártico y el petrel damero. El grupo de los petreles fulmares es diverso, con hábitats y apariencias diferentes, pero están enlazados morfológicamente por los huesos de la cabeza, particularmente por el tubo nasal prominente.
  • Las fardelas, son un grupo de 37 especies del género [Pterodroma] al que tradicionalmente se añaden las dos especies del género Bulweria. Las especies varían desde los tamaños pequeños a los medianos (26–46 cm), y característicamente tienen alas muy largas y picos cortos. El género Pterodroma está hoy en día divido en cuatro subgéneros, y algunas especies han sido sacadas del género.
  • Los priones incluyen a seis especies de priones del género Pachyptila y al Petrel Azulado, cercanamente emparentado a las anteriores. Conocidos en el pasado como whalebirds (aves ballena), tres especies tienen un pico largo con filamentos que utilizan para filtrar el plancton como lo hacen las ballenas. Aunque el viejo nombre deriva de su asociación con las ballenas, sus picos no (sin embargo el nombre priones, deriva de la antigua palabra griega para definir a la “sierra”). Son pequeños procellariidae (25–30 cm) con plumaje gris, que habitan los océanos del sur.
  • Las pardelas están adaptadas para sumergirse en busca de su presa en vez de hacerlo desde la superficie; un especie fue vista sumergida a 70 metros de profundidad. Son conocidas por las largas migraciones transecuatoriales de varias de sus especies. Las pardelas incluyen 20 especies del género Puffinus, así como las cinco grandes especies del género Procellaria y las tres especies del género Calonectris. Mientras esos tres géneros son conocidos colectivamente como pardelas, las aves del género Procellaria son llamados petreles en sus nombres comunes. Un estudio reciente dividió el género Puffinus en dos clados separados o subgrupos, Puffinus y Neonectris. Los Puffinus son más pequeños (por ejemplo la Pardela Pichoneta, Pardela Chica y la pardela garrapatera), y los Neonectris son las pardelas más grandes del género Puffinus (la Pardela Sombría, por ejemplo); en el 2004 se propuso que Neonectris tenga su propio género, Ardenna. Esta división en dos clados se piensa que pudo haber ocurrido después de que Puffinus se dividiese de los otros proceláridos, unos evolucionando en el Océano Atlántico y el clado Neonectris evolucionando en el hemisferio sur.
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