Cariamae (o Cariamiformes)
Cariamae (o Cariamiformes) es un clado de aves principalmente terrestres del que solo sobreviven dos especies de la familia Cariamidae, pero que ha existido por más de 60 millones de años.2 Además de las seriemas o chuñas actuales, el grupo incluye a las familias extintas Phorusrhacidae, Bathornithidae, Idiornithidae y Ameghinornithidae. Aunque tradicionalmente se consideró que eran un suborden dentro de las Gruiformes, tanto los estudios morfológicos como los genéticos3 muestran que pertenecen a un grupo separados de aves, las Australaves, cuyos otros miembros vivientes son los Falconidae, Psittaciformes y Passeriformes.
Los cariámidos (a familia Cariamidae)
Los cariámidos (la familia Cariamidae) son una pequeña y antigua familia de aves nativas de Sudamérica. La taxonomía de la familia no está del todo clara, pero estudios de fósiles sugieren que están emparentados con los Fororacáceos, una rapaz gigante de tres metros de largo y no voladora extinguida hace mucho tiempo. El carambolo solía clasificarse como miembro de la familia de las grullas, pero ahora pertenece a un grupo aparte.
Taxonomía
La familia Cariamidae incluye solo dos géneros (Cariama Brisson, 1760 y Chunga Hartlaub, 1860) con sendas especies:
- Cariama cristata. La chuña de patas rojas se distribuye del este de Brasil, al centro de Argentina, este de Bolivia y Uruguay. Anida en el suelo y pone dos huevos.
- Chunga burmeisteri. La chuña de patas negras se distribuye en el sur de Bolivia, noreste de Argentina y Paraguay. Anida en los árboles y pone dos huevos. Se ha encontrado además un especie extinta: Chunga incerta.
Se piensa que ambas especies son los únicos descendientes de un grupo de aves pleistocénicas carnívoras muy grandes, denominadas aves del terror, de la familia extinta Phorusrhacidae.
La seriema de patas rojas, cariama crestada, chuña patirroja o socori (Cariama cristata)
Seriema de patas rojas видео
Descripción y distribución
La seriema de patas rojas, cariama crestada, chuña patirroja1 o socori (Cariama cristata) se encuentra en el centro y este de Brasil, sureste de Bolivia, Uruguay y noreste de Argentina. La Cariama cristata vive en espacios abiertos de la estepa patagónica y se encuentra en bosques ralos y matorrales de arbustos.
Son aves que corren por el suelo, miden entre 70 y 92 cm y pesan alrededor de 1,5 kg. Su cuerpo es alargado, con cuello largo y cabeza pequeña. La Cariama cristata tiene largas y fuertes patas rojas, ojos amarillos y un corto pico escarlata con una punta curvada hacia abajo en cuya base se abren en abanico unas suaves plumas. Este coqueto penacho da nombre a la especie.
Modo de vida y nutrición
Aunque puede volar, la Cariama cristata es una especie extremadamente rara y reacia, que prefiere correr por el suelo y puede alcanzar velocidades de hasta 60 km/h. Debido a su escasa coloración, la Cariama cristata se esconde sigilosamente entre la hierba alta o los arbustos, revelándose sólo con fuertes gritos que suenan como el ladrido de un perro o de un pavo. Cuando cazan, estas aves caminan lentamente por el suelo, buscando en la hierba diversos artrópodos, ranas, serpientes, lagartos, roedores y pequeños pájaros. Un encuentro con una serpiente venenosa puede acabar trágicamente, ya que, contrariamente a la creencia popular, la Cariama cristata no tiene inmunidad al veneno.
En muy raras ocasiones, la Cariama cristata también come alimentos vegetales: frutos de árboles, hierba, semillas y bayas.
Reproducción
Estas aves son diurnas, y por la noche duermen en árboles y arbustos, a los que trepan mediante saltos elásticos, sin utilizar para nada las alas. Aquí, a una altura de entre uno y tres metros, la Cariama cristata construye nidos con ramitas finas, arcilla y estiércol como material de construcción.
En una puesta, la Cariama cristata suele tener 2 (muy raramente 3) huevos blancos cubiertos de manchas marrones. La eclosión, que dura unas cuatro semanas, la realizan ambos padres, pero la hembra pasa más tiempo en el nido. Tanto el macho como la hembra los alimentan introduciendo larvas de invertebrados directamente en sus picos abiertos. A las dos semanas de edad, los pollos empiezan a abandonar el nido.
