El coatí de nariz blanca o pizote o antón o tejón mexicano Nasua narica
El coatí de nariz blanca vive en los bosques del suroeste de América del Norte, América central y América del sur, desde el sureste de Arizona a través de México y América Central y hasta Colombia occidental y Ecuador. Se puede encontrarlo en todo tipo de hábitats: bosques subtropicales y tropicales sutuados en llanuras y tierras bajas, en lugares áridos y montañosos de la costa oceánica a una altura de 3500 metros sobre el nivel del mar.
Coatí es un animal pequeño: la longitud de su cuerpo varía entre 41 y 67 cm, la cola entre 32 y 69 cm, el peso es de 3-5 kg, pero hay los animales de peso hasta 11 kg, los machos son casi siempre dos veces mayores que las hembras. El pelaje del coatí es gris y negro en la parte superior del cuerpo y la parte inferior es blanquecina. El hocico es alargado con una nariz estrecha y flexible y orejas pequeñas.
Los machos adultos son activos tanto por la noche como por el día, pero otros animales llevan un modo de vivir diurno. Los coatíes suben bien los árboles, equilibrando con la cola. Las noches las pasan principalmente en las cimas de los árboles, escondiéndose allí de los depredadores.
El coatí es un carnívoro, principalmente insectívoro. Se alimentan principalmente en el suelo. Cavan el suelo con su nariz larga y móvil y buscan los escarabajos, arañas, escorpiones, hormigas, termitas, larvas, huevos de aves, atrapan roedores, lagartos, serpientes y ranas. Cuando maduran las frutas los coatíes las comen con placer.
A diferencia de otras especies de la familia, la Nasua narica no sólo vive en solitario, sino también en grupos de 5-6 y a veces de hasta 40 individuos. Los grupos suelen estar formados por hembras sexualmente maduras y sus cachorros, incluidos los machos jóvenes de hasta dos años de edad. En estos grupos, la Nasua narica junta tiene más facilidad para proteger a las crías de los depredadores. A la hora de comunicarse entre sí, se utilizan varios métodos de comunicación.
La comunicación vocal o vocal está relativamente bien desarrollada, mucho mejor que en el mapache. En su repertorio se pueden escuchar sonidos como sibilancias, gruñidos, gritos peculiares, gemidos y chirridos. Los jóvenes coatíes son muy juguetones y pasan mucho tiempo cazando de forma lúdica o participando en ruidosas luchas entre ellos.
Los territorios de los grupos de los coatíes tienen un diámetro de aproximadamente 1 km, se solapan con los de otros grupos e incluyen los territorios de varios machos adultos. Los nuevos grupos se forman como resultado de la división de los grupos más antiguos, lo que parece explicar la falta de agresión entre grupos vecinos. En los conflictos territoriales, los machos utilizan sus afiladas garras y colmillos. Los machos adultos, sexualmente maduros, viven aislados, ocupando una zona determinada. Marcan sus límites rociando orina o aplicando la secreción de las glándulas odoríferas anales en las superficies de diversos sustratos. Las glándulas anales están muy modificadas en comparación con las de otras especies de rapaces. Tienen una región glandular situada a lo largo del borde superior del ano, que consiste en una serie de sacos que se abren con 4 o 5 incisiones en los lados.
De enero a marzo, cuando comienza la temporada de apareamiento, los machos solteros sexualmente maduros se unen al grupo familiar y compiten entre sí por la atención de las hembras. Normalmente, sólo el macho más fuerte podrá permanecer en el grupo familiar y sólo él podrá aparearse con las hembras. Sin embargo, poco después de terminar el periodo de apareamiento, las hembras lo ahuyentan porque suele ser agresivo con las crías y a veces incluso las mata.
El embarazo dura 77 días. Poco antes del parto, la hembra abandona el grupo y hace una madriguera para sus futuras crías. Suele encontrarse en el hueco de un árbol, en una depresión del suelo, entre las rocas, pero más a menudo en un hueco rocoso de un cañón boscoso.
Las crías recién nacidos pesan entre 100 y 180 gramos y dependen totalmente de su madre, que los deja solos en el nido durante las primeras semanas sólo para buscar comida. Las crías abren los ojos a los 11 días de edad. Cuando son un poco mayores y más fuertes, vuelven al grupo familiar con su madre. La hembra sigue alimentándolos con leche hasta los cuatro meses de edad, cuando pasan totalmente a la alimentación animal sólida. En este momento, el macho que se ha apareado con las hembras de este grupo reaparece y se reencuentra con las crías durante varios días consecutivos.
Las crías permanecen con su madre casi hasta su próximo parto. En cuanto los machos jóvenes alcanzan los dos años de edad, abandonan el grupo y permanecen aislados, mientras que las hembras suelen permanecer en el grupo. Los animales jóvenes alcanzan la edad adulta a los 15 meses y los machos llegan a la madurez sexual a los tres años y las hembras a los dos. El coatí tiene una esperanza de vida de unos 14 años en cautividad, pero en la naturaleza suele ser la mitad.