El pingüino rey (Aptenodytes patagonicus)
Descripción y distribución
El pingüino rey (Aptenodytes patagonicus) es una especie de ave de la familia de los pingüinos (Spheniscidae). Aptenodytes patagonicus es similar al pingüino emperador, pero ligeramente más pequeño en tamaño y de coloración más brillante. La longitud del cuerpo del pingüino rey oscila entre 91 cm y 1 m.
Anida en las islas cercanas a Tierra de Fuego: Georgia del Sur, Sandwich del Sur, Marion, Crozet, Kerguelen, Herd y Macquarie. Su hábitat son las pequeñas islas templadas del norte de la Antártida y las islas cercanas a Tierra del Fuego. Aquí, no demasiado lejos de la costa para tener acceso al mar, el Aptenodytes patagonicus se reúne en numerosas colonias - el número total de Aptenodytes patagonicus supera los dos millones de parejas, y esto está lejos del límite.
Presenta dos subespecies:
- Aptenodytes patagonicus patagonicus;
- Aptenodytes patagonicus halli.
Periodo de apareamiento
El Aptenodytes patagonicus tiene la época de cría más larga de todas las aves, ya que tarda entre catorce y dieciséis meses desde que se conoce y pone huevos hasta que tiene descendencia. Las parejas hacen todo lo posible por tener nuevos polluelos cada año, pero normalmente consiguen ser padres una vez cada dos años. Aptenodytes patagonicus anida en colonias sobre superficies duras, principalmente rocas. El macho, listo para la reproducción, se pasea por la colonia moviendo la cabeza para que las hembras puedan ver las manchas naranjas que tiene en la cabeza y que indican su madurez sexual. Ocasionalmente, el macho emite una llamada mientras levanta el pico hacia el cielo. Una hembra interesada se acerca al macho. A veces se producen feroces peleas por las hembras, durante las cuales los machos se golpean violentamente con las alas. Cuando la hembra hace su elección, comienza una hermosa danza. Los Aptenodytes patagonicus a veces levantan la cabeza hacia el cielo mientras gritan, y luego la dejan caer, como en señal de impotencia. Se tocan suavemente con el pico y apoyan la cabeza en los hombros de su pareja, dando la impresión de que los pingüinos se están abrazando.
Reproducción
Aptenodytes patagonicus no construye nidos, sino que elige una zona sin hielo en tierra para poner los huevos. La hembra pone un huevo sobre sus patas, cubriéndolo con un pliegue de su abdomen. El huevo permanecerá en esta posición durante 55 días, moviéndose de un progenitor a otro aproximadamente cada quince días. Los huevos se ponen en diciembre y enero. Entonces el macho también participa en la incubación. Un rasgo característico de la reproducción de Aptenodytes patagonicus es que la mayoría de los pollos sobreviven de huevos puestos en noviembre y diciembre. Los polluelos restantes de nidadas posteriores no tienen tiempo de crecer y perecen en invierno. Las aves adultas cuyos polluelos han muerto empiezan a poner huevos antes la próxima vez. Al mismo tiempo, las aves cuyos polluelos han crecido con éxito, la próxima vez empiezan a poner huevos más tarde, y sus siguientes polluelos no sobreviven. Cuando el polluelo sale del cascarón, uno de los padres se adentra en el mar en busca de alimento, mientras que el otro lo mantiene caliente con su propio calor corporal hasta que aprende a regular su propia temperatura corporal.
Sobrevivir en un clima duro
La dureza del clima impone exigencias especiales a los habitantes de la Antártida, sobre todo la capacidad de sobrevivir a bajas temperaturas. Cuatro capas de plumas, densamente dispuestas a razón de diez por centímetro cuadrado, ayudan al Aptenodytes patagonicus a mantenerse caliente. La capa superior está impregnada de grasa segregada por las glándulas sebáceas y es impermeable al agua fría, mientras que las tres capas inferiores sirven de aislamiento térmico. El polluelo de Aptenodytes patagonicus nace sin capa superior de plumas y las capas inferiores son un cálido plumón marrón que mantiene caliente al polluelo pero no le permite entrar en el agua hasta que no ha crecido del todo, es decir, hasta los dos años aproximadamente. Los Aptenodytes patagonicus beben agua salada. Unas glándulas especiales situadas a la altura de los ojos filtran la sangre del Aptenodytes patagonicus, limpiándola de sal, y ésta es excretada por las fosas nasales en forma de una solución concentrada que gotea del pico del ave. Las duras condiciones de vida han enseñado al Aptenodytes patagonicus a ser muy cuidadoso con el agua. No sudan ni excretan orina, sustituyéndola por un espeso líquido blanco llamado ácido úrico.
