El gamo persa Dama mesopotamica
El gamo persa (Dama mesopotamica) es un cérvido en peligro de extinción. Se trata de una especie muy próxima al gamo europeo (Dama dama), tanto que a veces es considerado por algunos autores como una subespecie oriental del mismo llamada Dama dama mesopotamica. Sin embargo, recientes investigaciones sobre la genética y la evolución del animal han establecido que se trata de una especie independiente. Los cuernos de los machos son bastante grandes, pero inferiores a los de sus homólogos europeos. Crecen a lo largo de su vida, y los machos las mudan cada año.
La subespecie está ahora prácticamente extinguida y sólo se encuentra en una pequeña zona de Khuzestan, en el sur de Irán, en dos pequeñas reservas de Mazenderan, en el norte de Irán, en el norte de Israel y en una isla del lago Urmia, en el noroeste de Irán, y en partes de Irak. El gamo persa prefiere los bosques abiertos. Prefieren alimentarse de hierbas suculentas, pero cuando éstas no están disponibles también pueden masticar ramas jóvenes y brotes de arbustos.
El gamo persa es activo durante el día, pasando la mayor parte de su tiempo comiendo y parte de su tiempo en cañaverales inaccesibles donde descansa. El celo comienza en agosto o a principios de septiembre, momento en el que puede haber pequeños conflictos entre los machos por el derecho a aparearse con las hembras. La gestación dura unos 225 días y las crías nacen hacia marzo o principios de abril.
Desde que la especie fue descrita por primera vez en 1875, su número se redujo de forma tan catastrófica que en 1917 no quedaba ni un solo ejemplar en estado salvaje, y la especie fue catalogada como extinta. Durante casi 50 años se rumoreó que algunos individuos sobrevivían en algunas zonas de marismas de difícil acceso, pero no había pruebas fiables. Sólo en 1955, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza decidió poner fin al asunto y envió una expedición especial a Irán para buscar al extinto animal. Sin embargo, sólo al año siguiente se encontraron algunos de los animales.
Según los científicos, el número total de animales no superaba los 25 en ese momento. Sin medidas especiales de protección, cualquier especie con ese número habría estado condenada a la extinción. Uno de los primeros en responder al llamamiento para salvar al gamo persa fue el magnate del automóvil Georg von Opel, que llevó un macho y una hembra a su zoológico de Kronberg, donde pudieron reproducirse en cautividad. El gamo persa se cría ahora en zoológicos y parques de Irán, Israel y Alemania. Desde 1996, se ha reintroducido con éxito desde su centro de cría en el Carmelo a la naturaleza en el norte de Israel y más de 650 animales viven en la Galilea, la cordillera del Carmelo y la zona de Sorek.
